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martes, 6 de diciembre de 2011

Practica clínica centrada en el paciente



La Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria en su boletín de noticias publica la siguiente colaboración del Dr. Francesc Borrel

Práctica Clínica centrada en el paciente
Recibo el encargo de presentar la Atención Primaria a los estudiantes de primer curso de Medicina. En los primeros cursos de medicina las asignaturas son de ciencias básicas. El primer contacto con la clínica es la “Introducción a la Salud”, y la Medicina de Familia tiene que estar presente. Pero ¿qué puedo decirles a estos chicos y chicas para transmitirles mis 33 años de práctica profesional? Tengo 2 horas de seminario para un auditorio que no sabe nada de medicina, aunque sospecho va a tener una acusada sensibilidad social. El responsable de la asignatura me indica que debo ubicarles en el sistema sanitario, y de manera prudente apostilla: “por favor que los recortes actuales no empañen el amor que sentimos hacia nuestra profesión”.
Paso un fin de semana, no, dos fines de semana trabajando el seminario. Se da el caso que acaba de aparecer en las librerías mi nuevo libro, Práctica clínica centrada en el paciente… ¿No es este precisamente uno de los valores de la Medicina de Familia que nos hace diferentes a otras especialidades? No podemos competir en tecnología pero ¿no debieran ser los jóvenes sensibles a una práctica clínica marcada por valores sociales y de integridad profesional? Finalmente –tras muchas dudas- selecciono como punto culminante del seminario dos vídeos. En el primer clip un entrevistador pregunta a diferentes estudiantes de medicina qué especialidad desean realizar cuando acaben sus estudios de grado. Las respuestas no pueden ser más decepcionantes: nadie desea ser médico de familia. Y lo que es mas grave: nadie sabe qué hace un médico de familia… ¿será posible que no hayan visto la serie de Emilio Aragón? En el segundo clip la cámara se desplaza a un pueblo de la comarca del Berguedà y pregunta a la gente qué opina de su médico de familia. La respuesta es unánime: confianza, cariño, responsabilidad, sabiduría… El contraste entre el primer clip y el segundo deja inanes las palabras que yo pudiera añadir, pero…
Acudo al aula con ilusión y prevención. Los estudiantes ocupan sus sillas entre risas y atropellos de cachorros juguetones. Me quedo callado hasta lograr silencio. Empiezo a explicarles los niveles asistenciales y les sorprendo con la afirmación de que el auto-cuidado es el primer y más importante nivel. Más sorpresas, hay un sistema mutual “público” (MUFACE), hay pensionistas que pagan una parte del importe de las medicinas (ISFAS)… Lanzo preguntas, les hago votar alternativas… ¿Cuál es la causa de que la Sanidad doble cada año la inflación? ¿Cómo podemos definir “salud”? ¿Qué pensaríais de una enfermedad que solo se da en sociedades que tienen acceso a la televisión? ¿Si tenemos los genes de una enfermedad, la desarrollaremos con seguridad? Les introduzco el modelo biopsicosocial: no es lo mismo diagnosticar una enfermedad en una persona que en otra… El médico de familia entiende de personas, es un experto en personas. Cada persona es irrepetible, única, y el paciente analfabeto nos puede enseñar muchas cosas que no sabemos. Si esta crisis se nos llevara por delante y tuviéramos que volver a cultivar patatas, este paciente al que miramos por encima del hombro nos explicaría como se plantan y recogen las patatas…
Llega el primer vídeo: ¿qué especialidad quieres hacer? Neurocirujano, neonatólogo, medicina deportiva… ¿qué es ser médico de familia? “no se… alguien que está con la familia, supongo”. Risas. Pongo una trasparencia terrible que dice: “Ideas erróneas sobre el médico de familia: no tiene que ser buen médico, le basta con saber hablar porque lo único que ve son costipados, está todo el día en tareas burocráticas, viene a ser un “internista minor””. Y viene el momento de salir del infierno: les pongo el clip “del Dr. Blai”. Un paciente: “yo tengo al Dr. Blai, ¿no le conoce?, le conoce todo el pueblo, es fantástico. Todos vamos al Dr Blai, no sé lo que haríamos sin nuestro médico”. Una mujer con un bebe: “si, este también ya es paciente del Dr. Blai, y que no nos quiten el Dr. Blai”…. Los estudiantes vuelven a reír: “he aquí una contradicción, les hago observar, los pueblos y barrios adoran a sus (buenos) médicos de familia, y sin embargo los estudiantes de medicina se pelean por hacer el MIR de cirugía plástica, ¿no se supone que sois idealistas?” Caramba, la tortilla se ha girado, y ahora son ellos que se ven en una situación embarazosa. “La práctica clínica nos pone en contacto con el sufrimiento de las personas. Cuando finalicé la carrera y la especialidad de MFC nuestra generación pensaba que acabaría con el sufrimiento humano. Tal vez lo hemos disminuido un poco, pero os dejamos a vosotros aún muchísimo sufrimiento. Nunca lo acabaremos. Por eso es tan importante saberse acercar al sufrimiento de las personas con respeto. Aunque el paciente sea un pesado, un “quejica”, tenemos que escucharlo. Lo peor que le podemos decir a un paciente pesado es que es un pesado. Por eso no todo el mundo sirve para médico de familia: por favor, los intolerantes, los impacientes, los que miráis a los débiles por encima del hombro, por favor, no escojáis medicina de familia”. Acabo ya el seminario y los alumnos se acercan para comentarme cosas, para preguntarme… la experiencia me dice que éste es el mejor indicador de que se llevan algo más que una información. Entre la física, la química y la anatomía brilla la lucecita de un paciente que les está esperando.
Francesc Borrell Carrió
EAP Gavarra, ICS; profesor titular de MFC del Departament de Ciències Clíniques. Facultat de Medicina. Universitat de Barcelona.

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